Un Doppler es una variedad de la ecografía basada en el efecto del mismo nombre, por medio del cual es posible visualizar las ondas de velocidad del flujo que atraviesa ciertas estructuras del cuerpo, por lo general vasos sanguíneos, y que son inaccesibles a la visión directa. La técnica permite determinar si el flujo se dirige hacia la sonda o si se aleja de ella, así como la velocidad de dicho flujo.
El Doppler color es, esencialmente, el sistema computacional incorporado a la máquina de ultrasonido. Este asigna unidades de color, dependiendo de la velocidad y dirección del flujo sanguíneo. Por convención, se ha asignado el color rojo para el flujo hacia el transductor y el azul para aquel que se aleja.
La mayoría de los dispositivos modernos usan la ecografía Doppler pulsátil, produciendo un doppler con flujo en color, para medir flujos en el centro o en la periferia de un vaso sanguíneo. Los dispositivos de ondas pulsadas transmiten y reciben una serie de impulsos, por lo general recibiendo la información antes de enviar el siguiente impulso.
Los dispositivos de ondas continuas transmiten un haz de ultrasonido continuo, de manera que la transmisión del sonido y recepción de la información ocurren simultáneamente en el transductor. Aunque la ecografía de onda continua permite determinar la dirección del flujo estudiado, tiene la limitación de no poder determinar la profundidad a la que ocurre el movimiento.
Tiene particular utilidad en los estudios cardiovasculares (ecografía del sistema vascular y del corazón) y es esencial en muchas áreas, tales como la determinación del flujo invertido de sangre en los vasos del hígado en casos de hipertensión portal.